Obtener y mantener una piel sana y radiante no es difícil de conseguir. Para el cuidado de la cara como para otras tantas cosas en la vida, el mejor camino es la constancia.
La piel es un órgano, de hecho es el órgano más grande que tiene el cuerpo humano, y la cara es una de las zonas más expuestas que tienes. Por ello el cuidado del rostro debe ser un cuidado diario, continuo, solo así conseguirás resultados que esperas.
Puede parecer complicado, puedes pensar que cuando remarcamos que debes cuidar tu cara diariamente, nos referimos a largas y tediosas horas haciendo tratamientos u otras cosas. Nada más alejado de la verdad, lo cierto es que para cuidar y lucir un rostro sano, solo debes adoptar ciertos hábitos y costumbres, que una vez que los hayas incorporado a tu vida diaria, serán parte de tu rutina como lo es ducharte o cepillarte los dientes.
Cuidado de la cara de adentro hacia afuera
En primer lugar, antes de ver que productos o no aplicar, si usas mascaras y demás, deberías tener en cuenta ciertos factores que alteran tu piel y quizás no lo sabías.
- Tienes que alimentarte de forma saludable y equilibrada. Consume frutas y verduras, son sanas, son ricas y muchas de ellas son las que te ayudan a mantener la elasticidad de la piel. También aportan muchos nutrientes y vitaminas que tu piel necesita para mantenerse firme. Y no olvides que no aportan grasas.
- Bebe mucho líquido, en especial agua. Antes de comprar una crema humectante, verifica que estés tomando la cantidad de agua que necesitas por día. No solo te saldrá más barato, el agua además, te ayuda a eliminar toxinas de tu cuerpo, colabora con el sistema digestivo y facilita a las células la absorción de nutrientes.
- Dormir el tiempo necesario. Las horas de sueño influyen en nuestro rostro más de lo que imaginas. Lo cierto es que si no duermes lo suficiente o no tienes una buena calidad de sueño te afectará en varios aspectos. Pero como ya hemos dicho antes la cara es una de las zonas más expuestas, por lo tanto es allí donde se reflejará primero.
- Evita estresarte. El estrés hace que estés y te sientas en constante tensión. Y eso no beneficiará a tu rostro a lucir su mejor aspecto. Debes encontrar la forma de relajarte, distenderte.
Cuidados del rostro de la mañana a la noche
- Es muy importante para el cuidado de la cara, mantenerla limpia. Por tal motivo, cada mañana debes lavar el rostro con agua. Con eso alcanzará para limpiar todo lo que la piel elimine mientras duermes.
- Una vez que la piel está limpia puedes aplicar una crema o loción humectante, consiguiendo así un cuidado del rostro más efectivo.
- Si vas a salir no olvides usar protector solar. Una buena costumbre es la de usarlo diariamente, no solo cuando vas a la playa. Todos los días estas exponiendo tu rostro al sol, ya sea cuando caminas unas cuadras, cuando esperas el autobús, o si estas tendiendo la ropa. Si quieres evitar manchas o quemaduras en la piel, lo mejor que puedes hacer es usar protector solar.
- Al caer la noche es otro momento crítico para el cuidado de la cara. En este momento debes limpiarla para eliminar restos de maquillaje, impurezas, polvo, suciedad e incluso bacterias que hayas podido acumular a lo largo del día. Puedes utilizar una crema limpiadora o simplemente optar por usar agua tibia y jabón. Nuevamente al finalizar la limpieza aplica loción o crema humectante.
- Ejercita tu rostro. Para ello debes gesticular varios minutos, puedes hacerlo frente al espejo, para motivarte. De esta forma movilizarás los músculos y ayudarás a relajar la expresión facial.
Trucos extras para el cuidado de la cara
¡Ojo con los ojos!
Como mencionamos anteriormente, la falta de descanso, entre otras cosas perjudica mucho a la cara y en especial a los ojos. Si te levantas con los ojos hinchados una buena solución es administrar compresas de té de manzanilla frio, ya que es descongestivo. También puedes probar con masajear los ojos antes de acostarte con movimientos suaves y muy lentamente.
¡Cuida tus labios, ellos también forman parte de tu cara!
Los labios producen una fina capa protectora de grasa, si te los humedeces con la lengua constantemente, la saliva elimina esa protección. Por lo tanto, intenta evitar este mal hábito. Utiliza en cambio protectores labiales a base de manteca de cacao, que te ayudarán a mantener tus labios húmedos. También evita morderlos y en especial no trates de sacar la pielcita muerta a mordiscones, no es bueno. Si tienes piel seca o muerta en los labios procura retirarla mientras te duchas, con un cepillo de dientes, pero de forma suave y delicada.
Ten cuidado cuando uses cremas para la cara
Si usas tus manos para sacarla del envase, debes tener en cuenta que pueden estar sucias o tener bacterias que «contaminen» la crema, trata siempre de utilizar una paletina, o asegúrate de lavarte bien las manos antes de usarla. No olvides revisar la fecha de vencimiento de tanto en tanto, y si notas que la crema huele feo, o adquiere una textura rara, no la uses y consulta con tu dermatólogo.
No juegues con tu cara
Si tienes granitos o espinillas no debes tocarlos. No solo porque te quedarán cicatrices, sino que puedes causarte una infección, recuerda que las manos están en contacto con muchas cosas todo el tiempo, y puedes transportar suciedad o bacterias. Si a pesar de mantener una alimentación sana tienes problemas con la piel, lo mejor que puedes hacer es consultar con un profesional, en este caso un dermatólogo.
Como veras para lucir una cara con piel sana, no es necesario gastar en cremas o productos para la cara extremadamente caros, o pasarte horas haciendo tratamientos interminables. Simplemente debes empezar a cuidarte de adentro hacia afuera, controlar la cantidad y calidad de tu alimento, y seguir una serie de consejos que una vez que lo asimilas en tu rutina diaria, ni te darás cuenta que los estás haciendo, pero si podrás notar sus resultados.
Es importante empezar a cuidar la cara desde pequeños, así como aprendes a cepillarte los dientes. Ya que los cuidados del rostro no tienen que ver pura y exclusivamente con lo estético, sino con entender que la cara es parte de ese cuerpo que te acompañará para toda la vida, y de eso se trata, de estar lo más sano y saludable posible. Y de paso (como “efecto secundario”) tendrás un mejor aspecto.